Lo que no podía imaginar es que luego de conocer ese hecho hace ya más de 20 años, podría verlo en el salón de mi casa.
Lo cierto es que mi hijo (un incansable de la red), me muestra las imágenes reales de ese concierto!
Y aquí lo dejo porque a pesar de la mala calidad, no tiene desperdicios.
Los músicos hace unos años sabemos que si terminamos de tocar y queremos ver como ha salido, no tenemos más que tomar el tiempo de la cena y buscar luego el video en YouTube. Para entonces, alguien ya se habrá tomado la molestia de grabarlo, y colgarlo, a pesar e no estar permitido.
Pensar que muchos recuerdos o incluso relatos oídos que no hemos vivido, cobren vida tantísimos años más tarde, en imágenes reales, no deja de sorprenderme. Nos guste o no..., convenga o no, YouTube es un testigo inevitable del Pasado, Presente y Futuro.
D.A.